martes, 19 de enero de 2010

Μίκης Θεωδοράκης



Mikis Zeodorakis nació en Quíos en 1925. Desde su primera juventud se dedicó al estudio de la música. Sus comienzos se movieron en el ámbito de la música clásica, incluso llegó a componer algunas piezas sinfónicas.
Durante la II Guerra Mundial, fue detenido y torturado por los italianos. Al ser liberado entró a militar en las filas del comunismo.
En 1950 obtuvo sus primeros éxitos musicales, todavía de corte clásico. Tiene cierto renombre en Europa, donde está desarrollando su carrera.
En 1960 vuelve a Grecia y comienza su estudio de la música popular. A partir de ahí, dirige su creación a hacer una síntesis entre lo popular y lo sinfónico, y acierta plenamente. A la vez, quiere dar a conocer al gran público los poemas de los poetas griegos contemporáneos, musicando sus textos. También consigue esto y populariza muchos textos, algunos ciertamente difíciles.
Fue elegido diputado. Su mayor éxito fue la música para la película Zorba el griego, de M. Cacoyanis.
Durante la dictadura de Papadópulos pasa a la clandestinidad. Se prohíbe su obra. Es hecho prisionero y pasa algún tiempo en un campo de concentración. Por fin las presiones internacionales hacen que se le libere y es exiliado.
Vuelve a Grecia en 1974 y sale elegido diputado de nuevo. Llegó a ser ministro de cultura en la década de los 80. Ha sido candidato al premio Nobel de la Paz.

Escucha las canciones cuya letra se dio en clase pinchando en estos enlaces:
Μαργαριτα/μαργαρω (Creo que el director de la orquesta es el propio Θεοδωράκης)
Απριλη μου
σ αυτη τη γειτονια

1 comentario:

  1. Uno de los hallazgos de Theodorakis es haber compuesto música para el poema de Yiannis Ritsos "Epitafio". Su música tiene la habilidad de convertir en popular lo que viene de la alta cultura. Me gusta especialmente este poema de un día del mes de mayo
    Του Επιταφίου του Γιάννη Ρίτσου,Μέρα Μαγιού

    Μέρα Μαγιού μου μίσεψες
    μέρα Μαγιού σε χάνω
    άνοιξη γιε που αγάπαγες
    κι ανέβαινες απάνω

    Στο λιακωτό και κοίταζες
    και δίχως να χορταίνεις
    άρμεγες με τα μάτια σου
    το φως της οικουμένης

    Και μου ιστορούσες με φωνή
    γλυκιά ζεστή κι αντρίκεια
    τόσα όσα μήτε του γιαλού
    δεν φτάνουν τα χαλίκια

    Και μου ‘λεγες πως όλ’ αυτά
    τα ωραία θα είν’ δικά μας
    και τώρα εσβήστης κι έσβησε
    το φέγγος κι η φωτιά μας.

    De Epitafio de Yannis Ritsos, Día de mayo

    Un día de mayo te me fuiste
    un día de mayo te estoy perdiendo
    amabas la primavera, hijo,
    y subías arriba

    a la terraza soleada y mirabas
    y sin saciarte
    ordeñabas con tus ojos
    la luz del mundo

    Y me contabas con una voz
    dulce, cálida y varonil
    tantas cosas que ni las piedrecitas
    de la playa pueden alcanzar

    Y me decías que todo eso,
    esas cosas bellas, serán nuestras
    y ahora te apagaste y se apagó
    nuestro brillo y nuestro fuego.

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